jueves, 27 de agosto de 2009

Yo, Liberto


Si hay algo realmente cierto es que el abismo existe.
Está, el abismo siempre está.
Y dentro de él aquello que nos desvela por las noches: Todo el poder que nos falta para ser, para estar completos.
Dentro de ese enorme hueco oscuro en nuestra mente está la libertad absoluta y vengadora.
Por eso la duda es el primer paso. Pensar y temer son los nervios contráctiles de la futura acción a llevarse a cabo: Saltar.
Quién jamás haya realizado esta hazaña personal, jamás se conocerá a sí mismo. Podrá vivir muchas otras vidas, las que guste o esté obligado a vivir; pero no será la verdadera si no ha saltado nunca a ese seductor, negro, aterrador y deslumbrante abismo.

El miedo siempre es una opción, la primera tal vez, la más cercana.
Diría yo que el miedo es tan necesario cómo nocivo. Nos obliga a correr y si tenemos suerte esa carrera nos llevará en la correcta dirección o nos dejará petrificados.
Una piedra: Sin alma, sin reacción, sin el pulso del deseo. De esta última forma perderemos y perder es retroceder, alejarnos del salto, del cambio, de la verdad, aunque, deben saberlo, esto nunca es el final. Perder bajo el helado cuchillo del miedo es, en suma, tener que volver a empezar.
Quién renuncia a seguir, renuncia a vivir.
Yo he visto, dentro de un sueño real y prolongado, los secretos que contienen en su concepción, algunas de las más solemnes palabras. He visto y he sabido comprender que esas palabras abren y cierran heridas. Matan y dan vida.
Y cuándo uno comienza a desangrarse por haber dicho u oído, lo mismo da, una de esas palabras; cree que va a morir, a convertirse en nada, en olvido. Cuándo la sangre que se va hace del pálpito vital una boca amordazada, la esperanza se anuda en la garganta y no nos deja respirar.
Queremos ser, queremos cambiar, rearmar la estructura de una mente enferma y cómo quién detiene la gangrena amputando un miembro del cuerpo, intentamos cercenar un pasado que infecta y pudre nuestra pobre noción del presente.

Siempre inmóviles e imperturbables. Muertos en vida.

Ni siquiera la perspectiva de un futuro infértil, cimentado en la negación, lleva al hombre a intentar un salto a lo desconocido.
Reclamamos la libertad sin haber luchado por ella. Entendemos que debería ser un regalo de ese Dios, que por sólo nombrar, creemos nos salvará de todo terror y miseria.

Desde el mismo corazón del abismo les digo qué, al mirar hacia arriba, sólo puedo ver todo aquello que quiero tener y es suficiente para querer salir.
En la rabia que nos hace morder las cuerdas está la libertad; en la carrera atolondrada de todos los días por un día más, está la libertad; en la mirada perdida, esa que no mira nada pero insiste; está la libertad: En cada uno de los segundos que arden luego del primer suspiro de la mañana, estará siempre presente La Libertad.
Aceptar vivir tras las rejas de una mentira, ad libitum; es hacer apología de la derrota.
¡Escuchen bien!... es el silencio de lo que no fue, que viene a vencernos…


Hernán Mierez ®

sábado, 8 de agosto de 2009

El Poder de las Palabras

para pensar, para aprender...


La palabra, junto con el poder de la vibración es capaz de crear, sanar y también destruir.
La teoría indica que cuando focalizamos nuestra mente en algo, y a esto le sumamos el sentimiento y la emoción para finalmente expresarlo, estamos exteriorizando y materializando un poder que estará afectando los reinados de la materia

Lo que dices a otro te lo dices a ti mismo.



Si cada uno de nosotros estuviésemos conscientes de que la energía liberada en cada palabra afecta no sólo a quien se la dirigimos sino también a nosotros mismos y al mundo que nos rodea, comenzaríamos a cuidar más lo que decimos.

Los antiguos esenios sabían de la existencia de un enorme poder contenido en la oración, el verbo y la palabra. Los antiguos alfabetos, como el sánscrito, el arameo y el lenguaje hebreo son fuentes de poder en sí mismos. Los esenios utilizaron la energía que canaliza el lenguaje - la cual era la manifestación final del pensamiento, la emoción y el sentimiento- para manifestar en la realidad la calidad de vida que deseaban experimentar en este mundo. En las culturas del antiguo Oriente eran utilizados los mantras, los rezos, los cánticos y las plegarias con una intención predeterminada como técnicas para materializar estados internos y programar, de una forma ignorada por nosotros en la actualidad, realidades pensadas, deseadas y afirmadas previamente. En las culturas originarias de América Latina encontramos bases similares. Destaca la importancia de la palabra para los mayas.

Los estudios realizados por físicos cuánticos comienzan a redescubrir y validar el enorme conocimiento olvidado de antiguas culturas ancestrales. Un conocimiento que se encuentra aún escondido y olvidado y que nos aportaría el poder de cambiar nuestro mundo.


Las palabras pueden programar el ADN.

La más reciente investigación científica rusa apunta a que el ADN puede ser influido y reprogramado por palabras y frecuencias, sin seccionar ni reemplazar genes individuales. Solo el 10% de nuestro ADN se utiliza para construir proteínas, y este pequeño porcentaje del total que compone el ADN es el que estudian los investigadores occidentales. El otro 90% es considerado “ADN chatarra”. Sin embargo los investigadores rusos, convencidos de que la naturaleza no es tonta, reunieron a lingüistas y genetistas -en un estudio sin precedentes- , para explorar ese 90% de “ADN chatarra”.

Los resultados arrojaron conclusiones impensadas: según los estudios, nuestro ADN no sólo es el responsable de la construcción de nuestro cuerpo, sino que también sirve como almacén de información y para la comunicación a toda escala de la biología. Los lingüistas rusos descubrieron que el código genético, especialmente en el aparentemente inútil 90%, sigue las mismas reglas de todos nuestros lenguajes humanos. Compararon las reglas de sintaxis (la forma en que se colocan juntas las palabras para formar frases y oraciones), la semántica (el estudio del significado del lenguaje) y las reglas gramaticales básicas y así descubrieron que los alcalinos de nuestro ADN siguen una gramática regular y sí tienen reglas fijas, tal como nuestros idiomas.

Por lo tanto, los lenguajes humanos no aparecieron coincidentemente, sino que son un reflejo de nuestro ADN inherente. El biofísico y biólogo molecular ruso Pjotr Garjajev y sus colegas también exploraron el comportamiento vibratorio del ADN. “Los cromosomas vivos funcionan como computadoras solitónicas/holográ ficas usando la radiación láser del ADN endógeno”. Eso significa que uno simplemente puede usar palabras y oraciones del lenguaje humano para influir sobre el ADN o reprogramarlo.

Los maestros espirituales y religiosos de la antigüedad han sabido, desde hace miles de años, que nuestro cuerpo se puede programar por medio del lenguaje, las palabras y el pensamiento. Ahora eso se ha probado y explicado científicamente. La sorpresa mayor fue descubrir la manera en que el 90% del “ADN Chatarra” almacena la información. “Imaginemos una biblioteca que en lugar de archivar miles de libros sólo guarda el alfabeto común a todos los libros, entonces, cuando uno solicita la información de un determinado libro, el alfabeto reúne todo lo contenido en sus páginas y nos lo pone a nuestra disposición”, aclaró Garjajev. Esto nos abre las puertas a un misterio aún mayor: que la verdadera “biblioteca” estaría fuera de nuestros cuerpos en algún lugar desconocido del cosmos y que el ADN estaría en comunicación permanente con este reservorio universal de conocimiento.

La evidencia inesperada.

El investigador Dan Winter, que desarrollara un programa de computación para estudiar las ondas sinusoidales que emite el corazón bajo respuestas emocionales, en una fase de la investigación con sus colegas, Fred Wolf y Carlos Suárez, analizó las vibraciones del lenguaje hebreo con un espectrograma. Lo que descubrieron fue que los pictogramas que representan los símbolos del alfabeto hebreo se correspondían exactamente con la figura que conforma la longitud de onda del sonido de cada palabra.

Es decir que la forma de cada letra era la exacta figura que formaba dicha longitud de onda al ser vocalizada. También comprobaron que los símbolos que conforman el alfabeto son representaciones geométricas. En el caso del alfabeto hebreo, las 22 gráficos utilizados como letras son 22 nombres propios originalmente usados para designar diferentes estados o estructuras de una única energía cósmica sagrada, la cual es la esencia y semblanza de todo lo que es. El libro del Génesis está escrito en este lenguaje.

Las letras de los antiguos alfabetos son formas estructuradas de energía vibracional que proyectan fuerzas propias de la estructura geométrica de la creación. De esta manera, con el lenguaje se puede tanto crear como destruir. El ser humano potencia el poder contenido en los alfabetos al sumarle el poder de su propia intención. Eso nos convierte en responsables directos de los procesos creacionales o destructivos en la vida. y con tan solo ¡la palabra!

El poder curativo de la palabra.



Existe una capacidad demostrada en la que la palabra puede afectar la programación del ADN. La salud podría conservarse indefinidamente si nos orientamos en pensamientos, sentimientos, emociones y palabras creativas y, por sobre todo, bien intencionadas.

Los estudios del Instituto Heart Math nos abren un nuevo panorama hacia la curación, no solo de los humanos enfermos, sino también para la sanación planetaria. El instituto cree en la existencia de lo que ellos dieron en llamar “híper-comunicació n”, una especie de red de Internet bajo la cual todos los organismos vivos estarían conectados y comunicados permitiendo la existencia de la llamada “conciencia colectiva”.

El Hearth Math declara que si todos los seres humanos fuéramos conscientes de la existencia de esta matriz de comunicación entre los seres vivos, y trabajáramos en la unificación de pensamientos con objetivos mancomunados, seríamos capaces de logros impensados, como la reversión repentina de procesos climáticos adversos.

El poder de los rezos, oraciones y peticiones, tal como nos lo han legado los antiguos esenios -potenciado por millares de personas-, nos otorgaría un poder que superaría al de cualquier potencia militar que quisiera imponernos su voluntad por la fuerza.

Este poder ha sido demostrado en especies animales como los delfines, que trabajan unificados en objetivos comunes. Los delfines utilizan patrones geométricos de híper-comunicación, ultrasonido y resonancias que les sirven para interactuar con las grillas energéticas del planeta. Estos animales poseen la capacidad de producir estructuras sónicas geométricas y armónicas bajo el agua. Podríamos afirmar que los delfines ayudan más a mantener el equilibrio planetario de lo que lo hacen los humanos.





Ka Kawak.