Conjeturas
Discurso Primero
Qué ser terrenal puede asegurarme que Dios se equivoca en su hacer ó, qué Dios puede atreverse a señalar mis errores.
Hace mucho tiempo ya que el Hombre y su Dios han quedado solos. Uno es aquí y ahora, el otro es allá y nunca, un imaginado pero desconcertante destino.
Pero en ese desolado desierto de interrogantes, no existen las distancias. El lazo es, aún cuándo el dolor sea la negación, inquebrantable.
El Hombre y Dios, Dios y el Hombres son lo mismo. La existencia es, simplemente, la unión de la carne y su trémulo deseo; un matrimonio a la deriva en un inmenso océano de incierta eternidad…
Hace mucho tiempo ya que el Hombre y su Dios han quedado solos. Uno es aquí y ahora, el otro es allá y nunca, un imaginado pero desconcertante destino.
Pero en ese desolado desierto de interrogantes, no existen las distancias. El lazo es, aún cuándo el dolor sea la negación, inquebrantable.
El Hombre y Dios, Dios y el Hombres son lo mismo. La existencia es, simplemente, la unión de la carne y su trémulo deseo; un matrimonio a la deriva en un inmenso océano de incierta eternidad…
Hernán Mierez ®