Mañana es Hoy
Ciento veinte segundos me regalaron para hacer lo que yo quisiese. Elegí ir hacia el futuro de mi vida. Diez años adelante.
Vi a un hombre muy similar en aspecto. Sentado frente a una computadora pero mirando el techo, cómo buscando algo, para luego volcarse, suspiro mediante, a apretar distintas teclas del teclado. Se formaban palabras, cortas y largas, comas, puntos seguidos y otra vez a mirar al techo.
Me asombré de no encontrar un código o señal que me hiciese ver la diferencia con el ahora. Es cierto, el lugar no era el mismo, ni mis ropas, ni las luces. Pero el conjunto no tenía nada de sorprendente o relevante.
Puedo decir que me decepcioné un tanto. Creía poder maravillarme a raíz de encontrar alguna mísera respuesta a los interrogantes de hoy, pero no, nada. Sólo el tiempo había pasado en la visión y en mi piel, nada más.
Faltando cinco segundos para que expire el tiempo concedido en mi deseo, me incliné para observar que era lo que yo mismo estaría escribiendo y apenas pude leer: ...Ciento veinte segundos me regalaron para hacer lo que yo...
Cuándo al volver al presente me preguntaron que había visto, me tomé un momento para responder y esbozando una brillante sonrisa, les dije: Ví un futuro hermoso, muy agradable, dónde podía hacer lo que me gusta y apasiona y dónde me sentía totalmente pleno y satisfecho.
- Es un buen augurio -dijeron- una bella sorpresa, ¿No es así?
- No -respondí-, sólo es mi vida, única y mía, nada más, y por lo tanto perfecta...
Hernán Mierez ®