Amistad
Tener un amigo puede significar muchas cosas, dependiendo siempre de la capacidad emotiva y sensitiva de quién lo tiene.
Hay quienes llaman “amigo” a todo conocido, a compañeros de trabajo, a clientes, etc…
Pero conozco pocos que saben del verdadero valor de la amistad.
En estos días ya se ha dicho todo sobre este sentimiento, sería repetitivo y hasta cansador, incurrir en las mismas palabras.
Por eso este texto es sólo para contarles qué, habiendo recogido en mi vida muchos y valiosos amigos, el contar con alguien que está afuera de nuestro círculo familiar y con quién podemos compartir las simples cosas de la vida, es un regalo maravilloso.
Hablar es gozar, dar es gozar, expresar lo que tenemos dentro y saber que llega a un buen oído es proveerse de un placer intenso e invaluable.
En estos veloces tiempos, en estos días rutinarios y agobiantes, es menester poseer en el hueco de nuestra memoria, el signo de una amistad fuerte y concisa.
Tocar una puerta y ser recibido con una sonrisa sincera; hacer una llamada telefónica y escuchar que del otro lado la voz que nos atiende se alegra de oírnos; dejar escapar un secreto en susurros y estar seguros que el mismo será enterrado en la profunda confianza de quién lo recibe, son absolutas bellezas con las que el ser humano fue ofrendado y a las que suele restar importancia.
Agradezcamos pues, lo que Dios puso en nuestras manos. Digamos gracias y de verdad, por ser los únicos animales en tener la fortuna de sembrar y cultivar ese hermoso sentimiento que es la amistad.
Hay quienes llaman “amigo” a todo conocido, a compañeros de trabajo, a clientes, etc…
Pero conozco pocos que saben del verdadero valor de la amistad.
En estos días ya se ha dicho todo sobre este sentimiento, sería repetitivo y hasta cansador, incurrir en las mismas palabras.
Por eso este texto es sólo para contarles qué, habiendo recogido en mi vida muchos y valiosos amigos, el contar con alguien que está afuera de nuestro círculo familiar y con quién podemos compartir las simples cosas de la vida, es un regalo maravilloso.
Hablar es gozar, dar es gozar, expresar lo que tenemos dentro y saber que llega a un buen oído es proveerse de un placer intenso e invaluable.
En estos veloces tiempos, en estos días rutinarios y agobiantes, es menester poseer en el hueco de nuestra memoria, el signo de una amistad fuerte y concisa.
Tocar una puerta y ser recibido con una sonrisa sincera; hacer una llamada telefónica y escuchar que del otro lado la voz que nos atiende se alegra de oírnos; dejar escapar un secreto en susurros y estar seguros que el mismo será enterrado en la profunda confianza de quién lo recibe, son absolutas bellezas con las que el ser humano fue ofrendado y a las que suele restar importancia.
Agradezcamos pues, lo que Dios puso en nuestras manos. Digamos gracias y de verdad, por ser los únicos animales en tener la fortuna de sembrar y cultivar ese hermoso sentimiento que es la amistad.
Hernán Mierez
2 comentarios:
Como se dive vulgarmente, quien tiene un amigo tiene un tesoro. No hay mayor verdad. Amigos escasos pero amigos de verdad.
Interesante reflexión, H. Me gustó.
Besos.
Y esto es para vos, no lo dudes...
H
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