jueves, 31 de enero de 2008

Arden los últimos miedos



Cómo el fuego, cómo las llamas y su mística danza,
cómo su hipnotizante luz
hay que forjar el espíritu.
Que la carne y el nervio sean
transporte de la virtud interna,
del deseo flagrante en la mente
de la pasión ardiente bajo la piel.
La sangre es caliente así
y perturba los vicios pobres de inspiración.

Se necesita un aquelarre de simplezas
y puros sueños cómo el agua de lluvia
para flotar y sabernos libres.
¿Libertad he dicho?
Si, libertad desde el color de los ojos
hacia adentro,
libertad a partir de labios cerrados
y conceptos abiertos.

Silencio.
Déjame mirar el cielo y creerme el único.
El capullo apenas se abre…
la mariposa que aún no soy
me late, punza las sienes
y promete volar… Sí volar.
Me quedo con lo mío,
me voy a esperar porque se muy bien
que estoy llegando…




Hernán Mierez ®

4 comentarios:

Anónimo dijo...

DEMOSTREMOS QUE SUDAMERICA ESTA MAS UNIDA QUE NUNCA, SIENDO PARTE DEL PORTAL SUDAMERICANO, UN GRAN PROYECTO EN CONSTRUCCION! SOLO VISITA http://portalsudamericano.blogspot.com

Maria Coca dijo...

De nuevo, introspectismo e ilusión de la mano. Imágenes repletas de formas y colores...

Besos, amigo.

Unknown dijo...

Gracias a montones María y besos para vos...

Her.

Soledad Arcos dijo...

me ha flipado este poema querido, en hora buena por este blog