domingo, 24 de agosto de 2008

Apología del Amor


Nacemos sin razón y vivimos para salvarnos. Salvación que aparece cuándo descubrimos la verdad.
Y la verdad sólo tiene cómo vehículo el amor. Amor que no es ni quiere ser entidad ni destino, sino raíz y savia nutricional de todas nuestras horas, todos nuestros caminos y decisiones.
La verdad, por ende, el placer de vivir y la esperanza de salvación, sólo pueden existir y permanecer cuándo nos sentimos capaces de amar.
Amar, querer y desear la vida, su naturaleza sin razón, sus errores y horrores, sus dulces momentos y su aún, desconocido significado.
¿Será que todo lo que se nos escapa viene detrás? que el momento más bello fue el que pasó hace un segundo y no supimos ver.
Viajar veloz por sobre la piel de los días y no detenerse jamás a morder la carne y saborear la sangre de un sentimiento es buscar la salvación en esa muerte perpetua que creemos es nuestra vida.

Nacemos sin razón pero con intuición e impulso de amar. Vivimos para salvarnos.
La verdad está adentro y siempre lo estará. La misma en todos: la necesidad de ser alguien para alguien… Transcurrir en una mente y no ser olvido ante la muerte.

Voy a sentarme a reflexionar sólo unos instantes. Todo lo llevo en mí, no temeré viajar, es sólo que quiero dejar aquí y en cada lugar que pise, una parte de mí…


Hernán Mierez ®

domingo, 17 de agosto de 2008

Frase del día

Yo sé que la muerte no resuelve nada, que todos los problemas hay que resolverlos de pie.

Alejandro Casona

lunes, 4 de agosto de 2008

El Peso Justo


Ensayo breve

En tanto la palabra me ha dado el sentido de proyección de mis angustias, alegrías y por sobretodo, de mis dudas; la acción me ha provisto del instrumento necesario para que dichas expresiones y proyecciones no superen el límite de sus formas naturales.
Quiero decir que el pensamiento y la acción, unidos, sugieren el imperioso borde sin el cuál las tempestuosas aguas que regulan mis mareas emocionales, desbordarían.
Cómo pueden ver la inspiración, creadora de la idea, sumerge sus narices en la acción proveedora de la escritura y así, el círculo tan ansiado por su costosa perfección, es un hecho.
Pensar y hacer son, en suma, el bello sentimiento de pacífica inmovilidad que permite, a nuestra balanza interna, mantenernos en equilibrio.


Hernán Pablo Mierez ®