domingo, 17 de junio de 2007

Revelación desde la sangre atorada



A partir de una mano dormida y
De las dos piernas ardiendo,
Imaginó mi mente una guerra
Y así lo entendió mi cuerpo,
Quién dijo que si.
Supe, turbado de ansiedad,
Corriendo, sentado en el sillón
El origen del interrogante
Y el horizonte de la respuesta se me apareció cuál ánima
Entre los pliegues de la cortina verde.
No venía de afuera no, estaba adentro desde siempre,
Al ladito del televisor, casi sobre la biblioteca
Me quedé mirando la punta de mis pies y esa aparición.
Ahora me temblaban los labios, sí
Señal que el cerebro gobernaba.
¡Claro! Grité y me incorporé riendo cómo estúpido:
La mente la fuerza, el cuerpo la debilidad y el servilismo,
Entre ambos el bautizado.
Sólo un nombre y una patada en el culo…¡Afuera!
A vivir. Entre ideas fuertes cómo patadas de mula y
Músculos y carne y huesos cómo sostén de la imbecilidad.
El pensamiento que alza el látigo y la espalda que lo recibe feliz,
Maldita posesión masoquista sometida al rey
Que mata lento, que se mata lento…
Viola a su esclavo mientras este ríe
Y se ahoga en la saliva de su propia furia…
Acurrucado allí, en la más oscura de las esquinas
El bautizado, un nombre y a morir
Salado pellejo a las fieras, un acto de amor…
No, ya no, yo el bautizado
Ahora estoy bajo la luz y me harté del juego perverso
De las orejas a los dos, patadas en el culo…
Y al rincón. Ahora mando yo, el del nombre
Al que mandaron a vivir para morir
Ahora digo yo que hay mejores cosas que hacer
Que matarse todos los días un poco
Envenenando el débil cuerpo con pensamientos de fuego.
Mi mano quiere algo para apretar,
Mis piernas se frenaron… quietas cómo nunca dejaron de estarlo.
Voy a salir a la calle
Voy a mirar en los ojos de la gente y a reconocer
A otros como yo… sólo para imaginar sus nombres.


Hernán Mierez ®

No hay comentarios.: